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Espacio natural

La proximidad del mar y de la montaña, una de las principales características de esta destinación, permite visitar y conocer los pueblos con encanto del litoral y también facilita el descubrimiento de un medio rural, natural pero cercano, que contrasta con la parte más costera.

En L’Hospitalet de l'Infant i la Vall de Llors, encontramos las montañas mediterráneas de Tivissa-Vandellòs, que son un conjunto de sierras de la cordillera Prelitoral. El espacio está dividido en dos unidades orográficas: las montañas de Tivissa (al oeste y más interiores) y las de Vandellòs (al este y de carácter litoral). Estas cordilleras se formaron en un mar poco profundo y cálido en el Jurásico (hace más de 200 millones de años). Esto hace que hallemos fósiles de los moluscos y crustáceos que habitaban allí, como amonitos y belemnitas, entre otros. Las rocas son calizas y dolomías que se disuelven con el agua de la lluvia, formando relieves cársticos donde encontramos simas, cuevas, grutas, arcos de roca, tormos y solsidas. La estratificación de estas montañas y la intercalación de niveles más arcillosos favorece la presencia de surgencias de agua (fuentes y humedales), balsas naturales (cocones), muelas, graos, muros, llanos y portezuelas.

Precisamente, gracias a su proximidad al mar Mediterráneo, y con alturas de hasta 727 metros (Molló Puntaire), es un territorio con una variedad de ecosistemas y de paisajes sorprendente. Además, este es un espacio natural protegido que nos permite disfrutar de los valles y montañas escarpadas, ideales para practicar la escalada.

Es también una zona donde, a su vez, podemos ver la flora y fauna autóctonas. Esta es una de sus principales singularidades, ya que conserva una buena representación de la fauna típicamente mediterránea de las cordilleras prelitorales, donde destacan las especies ubicuistas. La fauna más representativa asociada a estas comunidades está formada por especies como el ratón de bosque, el jabalí, la paloma torcaz, el petirrojo, el gavilán y el cárabo común. También es frecuente el conejo, que es el alimento fundamental de las águilas, numerosas en estos lugares, como el águila real, la calzada, la culebrera y la perdicera, en peligro de extinción.

En las grutas o cuevas viven los murciélagos, como el murciélago de hocico largo, el murciélago grande de herradura o el murciélago de cueva, todos ellos protegidos. Los reptiles más característicos son las serpientes, como la serpiente lisa meridional, la serpiente blanca, la serpiente verde y la víbora. Encontramos abejas melíferas, ya que hay apicultores que sitúan sus colmenas cerca del recorrido. También hay escorpiones, escarabajos (algunos de los cuales están protegidos) y, si tenemos suerte, podemos ver el caracol Abida secale, raro en Catalunya.

El bosque de la Vall de Llors es un mosaico de pequeñas zonas de encinar y de extensiones más grandes de pinares, con un sotobosque de arbustos muy diversos, perfectamente adaptados a un territorio seco y soleado en el que hay que aprovechar hasta la última gota de agua. L’Hospitalet de l'Infant i la Vall de Llors acogen una flora excepcional que estalla cada primavera para todos los que se acercan a observarla. Llenan de color los campos romeros y brezos, tomillos y madreselvas, amapolas y orquídeas, romeroles y rosales silvestres. Una lista completa y muy diversa que convierte este territorio en un espacio único tanto para botánicos como para senderistas, que disfrutan del descubrimiento natural de forma tranquila y reposada. La vegetación es sobre todo el matorral propio de zonas cálidas mediterráneas y algunos pinares de pino carrasco. Proliferan orquídeas autóctonas en los lugares más húmedos, como las abejeras y la Cephalanthera. Es muy abundante el palmito. Gran parte del recorrido de estos caminos y rutas para vivir la montaña forman parte del espacio protegido por la Red Natura 2000 Tivissa-Vandellòs-Llaberia y por el Plan de Espacios de Interés Natural (PEIN) Montañas de Tivissa-Vandellòs.